Una pareja creó una fundación para erradicar la desnutrición en tres localidades del monte santiagueño

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“Dignamente” tiene centros de Prevención de la Desnutrición Infantil y Promoción Humana cuyos beneficiarios son niños de 0 a 5 años con alto riesgo social y/o nutricional y sus familias.

“Cada vez que estamos allá acompañamos al equipo de trabajo en el día a día para que ellos se sientan fuertes, trabajábamos mucho nuestra misión, pero lo que más me gusta hacer es visitar a las familias. Me encanta subirme a la moto e ir de sorpresa a alguna de las casas que están metidas en medio del monte. En primer lugar, todos nos llamamos por el nombre y eso a ellos los hace sentirse muy valorados. Llego, nos ponemos a tomar mate y me invitan a que me quede a almorzar y a hacer la siesta. Me meto en el mundo de ellos. Siento mucho agradecimiento y me parece que la pobreza necesita mucho de acompañar a las personas para que puedan descubrirse y valorarse. Se trata de despertar un espíritu porque eso les va a permitir hacerles frente a la realizad que les toque vivir”.

Heriberto Roccia (Beto) estudió Ciencias Económicas y la licenciatura en Administración con especialización Agropecuaria. Soledad Scheurer (Sol) es Ingeniera Agrónoma. El destino quiso que se conocieran hace unos años en la universidad. Al poco tiempo se pusieron de novios y comenzaron a formar parte de un grupo misionero en una parroquia de Río Cuarto (Córdoba).

Además del amor que sentían el uno por el otro, se fueron dando cuenta que los unía mucho la solidaridad y el compromiso social. De esa forma comenzaron a preguntarse cómo podía ser que la Argentina produjera tanta cantidad de alimentos (para más de 400 millones de personas) y en nuestro país existiese tanto hambre.

Manos a la obra

Envalentonados por la gran obra del Padre Pedro Opeka, que logró que más de 500.000 personas salieran de una situación de pobreza extrema en Madagascar, Beto y Sol pensaron en la posibilidad de viajar a algún país de África para brindar sus granitos de arena en un continente devastado por el hambre. Sin embargo, un sacerdote amigo les propuso que desembarcaran, en el verano del 2014, en algún sitio que tuviera altas condiciones de vulnerabilidad en la Argentina. Y de esa forma fueron a parar a Weisburd, una comunidad de 2.800 habitantes con paraje rural de monte disperso en la provincia de Santiago del Estero. “Llegamos con una temperatura de 50 grados, compartimos un mes y las maestras nos comentaron que muchos de los niños tenían retraso madurativo y que solo llegaban hasta Segundo o Tercer Grado. Eso nos llamó poderosamente la atención, no podíamos entender que se tratara de una situación normal”, rememora Beto.

Tras pasar un mes en ese caluroso verano del 2014 en Santiago del Estero, Beto y Sol regresaron a Río Cuarto y se quedaron pensando en la idea de que tenían que brindarle ayuda a toda esa gente que habían conocido.

Trabajar duro para poder ahorrar

“Teníamos la idea de poner una obra en marcha que significaría que íbamos a entregar lo más valioso que teníamos que era el tiempo. Dijimos que íbamos a trabajar seis meses más para poder ahorrar lo suficiente para empezar a vivir en Santiago del Estero hasta que podamos armar una fundación”, cuenta Beto.

Para poder crear los centros de atención debían tener una personería jurídica propia y armar una fundación. Hacía falta contratar a pediatras, nutricionistas y fonoaudiólogos, entre otros especialistas, que pudieran ser parte del proyecto.

A finales del 2016 Beto y Sol viajaron para instalarse en Weisburd, un obispo les cedió un espacio físico y comenzaron a contactar a los primeros profesionales que llegaban desde una ciudad cercana, distante a 50 kilómetros de ese paraje. “Estos médicos tenían que renunciar a horas de su trabajo y no sabíamos cómo les íbamos a pagar toda esta labor. Nosotros ya teníamos pensado que nos queríamos casar (era abril del 2017) y se nos ocurrió que el regalo que nos podían hacer los invitados era que fuesen padrinos de la fundación y eso implicaba sumarse con un aporte mensual. Y hoy en día todos ellos nos siguen apadrinando”, se enorgullece Beto.

A partir de ese momento nació Fundación Dignamente, una organización sin fines de lucro que trabaja con el fin de erradicar la desnutrición infantil y mejorar la calidad de vida de niños y familias en situaciones de vulnerabilidad en las localidades de Weisburd, Quimilí y Campo Gallo, en el monte santiagueño.

¿Cómo lo hacen?

Los Centros Dignamente de Prevención de la Desnutrición Infantil y Promoción Humana tienen como beneficiarios de sus programas a niños de 0 a 5 años con alto riesgo social y/o nutricional y a sus familias.

Fundación Dignamente es parte de la familia CONIN, cuya metodología de intervención lleva más de 25 años de trabajo en pobreza y desnutrición. Una vez que un niño ingresa al Centro a través de relevamientos y/o derivaciones, asiste una vez a la semana junto a su mamá. En el mismo, trabajan con un equipo interdisciplinario de profesionales en diferentes áreas de manera simultánea haciendo un abordaje integral de la problemática social que da origen a la extrema pobreza. Mientras los niños están en las salas de estimulación y jardines, la mamá asistea los talleres de educación para la salud y a los talleres de arte y oficio, desarrollando de ésta forma el área de promoción humana. Se acompaña y educa a la mamá para que ella sea el principal agente de salud y cuidado de su niño. Luego, en el transcurso de la mañana, las mamás serán llamadas junto a sus hijos a las áreas de pediatría, nutrición, desarrollo infantil y trabajo social para que los profesionales les hagan los controles y el seguimiento correspondiente. Al finalizar la jornada se le asegura a cada niño la leche que necesita de acuerdo a su diagnóstico.

“Esperanza que nos permite duplicar los esfuerzos”

“Una de las historias que más me emocionan es la de la mamá de Luciano Coria, un chico que estaba en un estado grave de desnutrición. A partir de un nuevo embarazo, por sus propios medios ella pudo asistir a los controles médicos y desde momento ella misma les explica a otras mamás sobre la importancia de los cuidados del embarazo. Cuando uno forma parte de estas historias vemos que hay esperanza y eso nos permite día a día reduplicar el esfuerzo para decir que queremos más mamás así”.

En relación al acompañamiento familiar, Dignamente trabaja con un equipo de promotores familiares y luego de un relevamiento se acompaña semana tras semana de forma cercana y directa a los hogares en situación de extrema vulnerabilidad social con el propósito de desarrollar capacidades, resolver problemáticas familiares, generar oportunidades y asegurar su permanencia

en el programa hasta promover su autonomía. Se basa en movilizar la capacidad de dichos hogares -desde sus propios recursos- a un aprendizaje propio

donde puedan re-significarse como individuos y familia.

Reconocimiento, inspiración y esperanza

Hace unos meses Fundación Dignamente fue distinguida por Fundación Banco de la Nación Argentina (FBNA) por su proyecto de facilitar el acceso al agua para consumo y para el desarrollo de actividades productivas, en el Paraje Curupayti, en Santiago del Estero.

Fundación Banco de la Nación Argentina (FBNA) llevó adelante, por primera vez, una convocatoria nacional para identificar y fortalecer iniciativas concretas en materia de Inclusión Social. El programa “PAÍS PRESENTE” buscó canalizar los recursos de Fundación Banco de la Nación Argentina hacia organizaciones de la sociedad civil de las diferentes provincias del país, con el objetivo de conocer, apoyar y difundir iniciativas de inclusión social capaces de prevenir, revertir y/o resolver problemáticas específicas que inciden en el bienestar y la calidad de vida de población en situación de vulnerabilidad y/o riesgo de exclusión social.

«Haber ganado este Premio significa un paso más para acabar con la desnutrición infantil originada en parte por el consumo de agua contaminada. Nuestro trabajo consiste en garantizar que esos primeros 1000 días de vida de todo niño reciba el alimento y la estimulación adecuada para un desarrollo óptimo de su cerebro y el día de mañana pueda acceder a la educación. La desnutrición la tenemos que erradicar y no pensamos perder el tiempo. Le estamos dedicando la vida a esto, no estamos para pavadas. Esto significa muchísimo esfuerzo. Más allá de la creación de los tres centros, lo que no nos imaginábamos era esto de poder inspirar a estas personas. Y eso nos llena de alegría”, finaliza Beto.

Para conocer más sobre Fundación Dignamente:

Web: www.dignamente.org

Instagram: @dignamenteok

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